Surge en 2003 como resultado de una de las peores crisis económicas de la Argentina.

En Córdoba, como en otras ciudades del país, significó la aparición abrumadora de subempleos y trabajos precarios, como es la recolección y venta de papeles y cartones, realizada por “cartoneros” sobre carros tirados por caballos.

Juntamente con esto, el exilio de familiares y amigos por razones económicas, me hicieron pensar en estos animales como exiliados al “interior del país”. El caballo, orgulloso emblema de la prosperidad del campo argentino, era otro mito encargado a resistir la inminencia de un país de nueva configuración con acentuadas desigualdades e inmovilidad social.

Los “Retratos” (2004) de caballos simulan las fotografías destinadas a los documentos de identidad, de fondo azul-celeste utilizadas para pasaportes y copian la pose de pinturas ecuestres del siglo XVIII destinadas a caballos de pedigrí, para traer a recuerdo que estos también son “caballos argentinos” y además nuevos “habitantes urbanos”.

“Primavera” (video experimental- loop 6 min. 2003), muestra las imágenes que resultan de una video cámara sujeta entre los ojos de un caballo en su recorrido cotidiano de “cartoneo” por la ciudad desde el punto de vista del animal.

 

“Empotrados” (Crónica de un “accidente”-2006, texto y dibujo ) describe una sesión fotográfica fallida en el interior de una casa de familia de un barrio residencial de la ciudad de Córdoba. El animal se desbocó en el interior de la casa produciendo considerables destrozos.

“Ejemplares” son caballos cartoneros que posan delante de un fondo que pinté, (a la manera de un fotógrafo de plaza), en un intento utópico de regresarlos al “campo”, reproduciendo obras de un pintor cordobés popular de principios del siglo XX, Egidio Cerrito, quien supo reflejar su medio respondiendo a la demanda de la pintura en las casas de familia de una clase media de la década del 80 , e incluyó en su postalezca versión del paisaje, el rancho, el pajonal y la desolación del páramo.

Los caballos también posan con sus dueños y nuevamente hay una cita a la pintura ecuestre renacentista propia de la aristocracia europea de entonces.